Antonio Valenzuela
MSc en Psiconeuroinmunología Clínica por la UPSA. Fisioterapeuta y Osteópata. @antoniovalenzuelacanovaca
EL ALZHÉIMER: LA DIABETES DEL CEREBRO
¿Y si te dijera que podríamos ver la enfermedad de Alzhéimer como la diabetes del cerebro? Esta teoría, que parece descabellada, ha cogido mucho peso en las últimas dos décadas, gracias a la aparición de un número cada vez mayor de estudios que relacionan la diabetes con el deterioro cognitivo.
Según estas investigaciones, las personas con diabetes tipo 2 tienen un riesgo de 1,5 a 2 veces mayor de desarrollar Alzhéimer. Es muy impactante comprobar como el 81 por ciento de las personas con Alzhéimer tienen diabetes tipo 2 o unos niveles de glucosa elevada en ayunas. Si bien actualmente se sigue hablando de las placas de proteína beta amiloide en las neuronas como unas de las culpables de la enfermedad de Alzhéimer, cada vez va quedando más claro que no son ni mucho menos las únicas culpables.
Hoy sabemos que un fallo en el metabolismo cerebral es una condición necesaria para desarrollar Alzhéimer. Una característica metabólica de los pacientes con Alzhéimer es la disminución del metabolismo de la glucosa cerebral, que se caracteriza por una menor capacidad para absorber glucosa y usarla como combustible. Por ello han surgido terminologías novedosas como «diabetes tipo 3» o «diabetes cerebral».
La cuestión de la insulina.
La insulina posiblemente sea la hormona más poderosa de nuestro organismo, por lo que si se descontrola puede convertirse en la más peligrosa. Su principal función es la de señalizar “almacenamiento” de energía en nuestro organismo, la insulina permite la entrada de la glucosa en la célula (sin ella ésta se acumula en la sangre) y convierte el exceso de glucosa, que nuestro organismo no puede usar ni almacenar, en grasa.
La liberación de insulina en nuestro organismo viene de la mano del consumo de glucosa. En este sentido los alimentos con una alta carga de glucosa como el azúcar (en bebidas/refrescos, en dulces, en tu café o té y añadido en los ultraprocesados) como los hidratos de carbono refinados, harinas y almidones (en realidad se comportan como el azúcar) como el arroz, patatas, pasta, pan y similares elevan rápidamente los niveles de glucosa en la sangre y disparan la insulina en nuestro organismo.
El gran problema que tenemos es que nuestro cerebro no tiene reservas de glucosa ni de grasa, por lo que depende de un constante suministro sanguíneo para nutrirse cuando este falla, tenemos literalmente un cerebro muriéndose de hambre, algo muy grave dado que el cerebro, a pesar de representar sólo el 2% del peso total, consume el 20% de nuestra energía.
Mi generación creció con la idea de que el azúcar era energía y la grasa, el demonio que te acercaba a la tumba. El bombardeo de publicidad convirtió en normal que un niño se comiera un chocolate en forma de huevo pero que a sus padres se les viera como irresponsables si le ofrecían unos huevos revueltos para desayunar. El gran mérito de la industria ha sido convertir en dogma que los hidratos de carbono deben ser la base de la alimentación a la vez que asociaban el término «hidrato de carbono» con ultraprocesados cargados de azúcares y harinas refinadas. Galletas, bollos, cereales de desayuno o snacks de todo tipo se han introducido en la vida diaria poco a poco hasta que su consumo se ha normalizado.
Una alimentación adecuada en carbohidratos.
Dado que los carbohidratos van ligados de manera inevitable a la insulina, las personas con algún tipo de trastorno metabólico y/o alguna enfermedad neurodegenerativa se ven beneficiadas al reducirlos en su dieta. No existen los hidratos de carbono esenciales; cualquier persona puede llevar una vida saludable sin ingerir carbohidratos, siempre y cuando coma una gran cantidad de verduras de hoja verde. Esto no implica que el problema sean los carbohidratos ni que eliminarlos sea lo óptimo. El contexto de cada persona será lo que marque la diferencia. Nada tiene que ver el impacto de los carbohidratos en una persona delgada y sana que sale a correr y levanta pesas varias veces por semana con otra persona con resistencia a la insulina (o diabética, sedentaria y obesa), en este caso sería muy conveniente que revisara su relación con los hidratos de carbono y priorizara las grasas saludables como fuente de energía principal.
Grasas de calidad, un aliado de nuestro cerebro.
Seguro que te suena el dicho de “eres lo que comes”. Pues bien, el cerebro está formado en un 60% de grasa, en función del tipo de grasas que estén presentes en nuestra dieta, nuestro cerebro incorporará a su estructura grasas de mejor o peor calidad.
Nuestro cerebro, para estar sano y longevo, necesita grasas saludables. Sin duda, las más importantes son las grasas Omega 3 EPA y DHA presentes ,sobretodo, en el pescado y marisco. Además, otras grasas saludables presentes en alimentos como el aceite de oliva, las nueces y el aguacate (ácidos grasos monoinsaturados), en el coco (ácidos grasos de cadena media), en los huevos (colina) o en el cacao (ácido esteárico) son fundamentales para construir un cerebro “a prueba de balas”.
Como hemos visto, las grasas son esenciales para un cerebro longevo, pero no valen todo tipo de grasas. Las grasas de mala calidad como las grasas hidrogenadas tipo “trans” presentes en los alimentos ultraprocesados y las grasas Omega 6 (ácido linoléico) presentes en aceites vegetales como los de soja, maíz, girasol (presentes también en los alimentos industriales), son nefastas para la salud cerebral. Por ejemplo: un estudio observacional de más de 8.000 personas puso de manifiesto el riesgo de estos aceites vegetales, en el desarrollo de demencia.
Impossible Bakers en la lucha contra el Alzhéimer
Como hemos visto en este artículo, los carbohidratos no son esenciales, pero sí lo son las grasas saludables y la proteína. Hay pocas marcas en el mercado que opten por opciones bajas en carbohidratos y elaboradas con ingredientes saludables que tengan el foco puesto en la salud metabólica de las personas. Impossible Bakers es pionero en elaborar panadería y pastelería baja en carbohidratos, sin azúcares añadidos, a la vez que muy placentera, porque cuidar de la salud no debe ser aburrido. Gracias a Impossible Bakers personas con enfermedades metabólicas como la diabetes y el Alzhéimer pueden disfrutar de los placeres de la gastronomía mientras tienen sus niveles de glucosa estables.
Antonio Valenzuela Canovaca
MSc en Psiconeuroinmunología Clínica por la UPSA
Fisioterapeuta y Osteópata
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